Por María Cañete Usón
La agnosia es la incapacidad de reconocimiento de estímulos que percibimos a través de los sentidos, es decir, el cerebro pierde la habilidad de asociar un concepto a la información que le llega del exterior a través de nuestros órganos de los sentidos, lo que se traduce en un deterioro importante de la calidad de vida.
Este tipo de enfermedad, que por suerte es algo poco común, se suele dar en pacientes con edades avanzadas, y no es habitual que esté dañado más de un sentido.
Podemos distinguir cinco tipos de agnosias en función del sentido que esté deteriorado: Visual: No se puede reconocer el objeto que se tiene delante a no ser que se utilice otro sentido para ayudarse a interactuar con él. Dentro de estas agnosias, las más llamativas son la Acromatopsia (no se pueden diferenciar los colores) y la Prosopagnosia (que es de las más comunes, y se produce cuando no se reconocen las caras de personas ya conocidas).
- Olfativa: Se dejan de asociar los olores con el origen de dicho olor.
- Gustativa: No se puede reconocer el sabor de los alimentos aunque sea algo que siempre se haya comido.
- Auditiva: Los sonidos se oyen pero no se puede identificar qué fuente lo produce, tampoco se reconocen canciones.
- Somatosensorial: No se puede reconocer un objeto a través del tacto, es necesaria la ayuda de otro sentido.
Esta enfermedad es posible tratarla en algunas ocasiones directamente llegando a la zona afectada por causas orgánicas pero en la mayoría de casos es difícil y el tratamiento se basaría en una rehabilitación con logopedas o terapia ocupacional para ayudar a estos pacientes a compensar los déficits que les afectan.