La histórica nevada que nos ha dejado «Filomena» estos días, poco habitual en la Ribera Alta del Ebro, ha dejado una estampa única que ha generado una inyección de alegría colectiva en un año complicado para la sociedad.
Pero con ella también han llegado momentos complejos al ser la nevada más copiosa del siglo, de hecho la hemeroteca habla de otra similar en la provincia de Zaragoza en el año 1932. Los quitanieves, todo el despliegue puesto a disposición de los ciudadanos no ha dado abasto para atender toda red de carreteras y calles de las localidades.
Algo que no ha impedido que las localidades de la Ribera Alta del Ebro estuvieran sustancialmente limpias, pues a primera hora de la mañana la solidaridad de agricultores, constructores y todos aquellos que disponían de maquinaria para eliminar la nieve de calles y carreteras no dudaron en abrigarse y poner de forma solidaria sus infraestructuras al servicio de sus vecinos.
Una estampa que pudimos ver en Pedrola, no solo en las calles de la localidad, sino también en las carreteras y accesos que conectaban estas con la localidad y las principales arterias de comunicación de Aragón así como los accesos al Polígono Industrial de El Pradillo, que pudo operar con relativa normalidad dentro de la excepcionalidad.