Por María Cañete Usón
En la actualidad, inmersos en el mundo de las redes sociales, parece indispensable compartir cada momento de nuestras vidas con nuestros seguidores, buscando de esta manera la valoración de otros a través de estas publicaciones. Y es que todo cuanto publicamos no es real: los gestos, las poses, la luz… es algo que hemos construido con la intención de, precisamente, que la foto quede bonita para compartirla con los demás y ganar unos cuantos “likes”.
Exhibimos lo que comemos, la ropa que compramos, nuestras vacaciones… pero cuando trasladamos este mismo fenómeno a ciertas parejas que publican su amor y cariño a través de las redes sociales de forma continuada y exagerada, es posible que nos encontremos más ante un momento de euforia que ante sentimientos genuinos.
La profesora de psicología del Albright College, Gwendolyn Seidman, determinó en una investigación que la publicación excesiva de fotos puede ser una señal negativa: “Los usuarios de Facebook que están en pareja y están felices con esa situación son más propensos a postear fotos y comentarios afectuosos en el muro de su compañera o compañero. Sin embargo cuando este comportamiento se da de forma extrema, estaríamos hablando de sujetos con Autoestima Dependiente de la Relación, o RCSE (Relationship Contingent Self-Esteem)”.
Esto significa que la autoestima de la persona depende de mantener la relación y de la valoración que los demás hagan de ella.
Otro estudio capitaneado por la investigadora Lidia F. Emery, de la Universidad de Northwestern, concluyó que las personas con mayores índices de ansiedad eran las que más deseaban tener visibilidad en las redes sociales debido a que esta exhibición les servía para compensar su propia inseguridad: cuando las personas se sentían más inseguras respecto a los sentimientos que su pareja tenía hacia ellos, más tendían a hacer visibles sus relaciones en el plano virtual, en este caso, en Facebook, plataforma que sirvió como base al estudio.
Aunque la búsqueda de aceptación es algo inherente a todo ser humano, las redes han amplificado la distorsión entre nuestra autopercepción y la percepción de los demás. Podríamos afirmar, después del análisis de diversos estudios, que las parejas que mejor funcionan son las que prescinden al máximo de cualquier agente externo que necesite reforzar sus sentimientos.
Por lo que, si podemos sacar en claro algo de todo esto, es un consejo: Vive la experiencia con tu pareja, sin necesitar el refuerzo de los “likes” y comentarios ajenos.