El corredor transita en pesada carrera sobre una arena firme, espejada por una fina lámina de agua que la recubre mientras las olas retroceden al mar para volver a arremeter al poco sobre la playa. Un arenal enorme, un paraíso podríase decir, pues en ella niños jugando, parejas de la mano y perros sueltos correteando tienen espacio suficiente para no molestarse los unos a los otros. Al norte el mar, al sur las montañas pintadas de un verde casi tropical. Y nuestro corredor que, con sus pies de plomo, deja tras de sí una estela efímera de huellas que al poco desaparecerán, como lo harán sus obras cuando él ya no esté. Impactado por tanta belleza, y puesto que su trote se lo permite, piensa en esta tierra que visita, en su himno o sus posibles himnos y es que él proviene de una tierra que tiene un himno oficial y otro oficioso imposible de mejorar, el segundo, que reza aquello de: “habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad “.
El himno oficial: “Asturias patria querida” de música festiva y letra nostálgica nos habla de los que se fueron para no volver de este jardín de Adán y Eva (como lo llama Melendi). Y es que no solo de verde y flores vive el hombre y en esta tierra, desde antiguo, saben lo que es tener que emigrar para buscarse la vida. Y ese mar Cantábrico, que a veces se enfada, ha sido testigo del éxodo de miles de asturianos que cabalgándolo partieron. Unos para volver ricos (los indianos) y otros para quedarse en Cuba, por ejemplo, cantando a su tierra lejana.
Otro himno a esta tierra, el “Asturias” musicalizado y popularizado por Víctor Manuel, es un poema escrito por el salmantino Pedro Garfias. Por su fuerza, épica, conexión popular y profundidad piensa el corredor que podría haber sido perfectamente el himno oficial de esta tierra, si bien quizás su calado político no lo haga lo suficientemente “blanco “o global como para representar a todos. ¿Por qué esta canción enciende los corazones de todo el que la escucha, especialmente de los asturianos? No se puede negar que en esta tierra de negra entraña mineral vestida de verde esperanza saben bien lo que es luchar por las libertades y contra los abusos y en esta canción se habla de todo ello: de jugarse la vida en una partida. Quizás esta canción nos hable de una Asturias del pasado donde el carbón, la falta de alternativas, la lucha obrera y la opresión de la dictadura lo marcaba todo. Esa Asturias ha cambiado, ha pasado por una reconversión industrial fallida y se ha echado en brazos del turismo que la descubre como un paraíso natural y un reducto donde aliviar los efectos del cambio climático.
Y por último el “Asturias “del paisano Melendi. Es otro himno oficioso que actualiza esta tierra al siglo XXI. Que empieza con la metáfora de un caballo que arrasó las cuencas mineras pero que también habla de resguardarse en los tejados de su “orbayu” agotador y de coger aire cuando pasas el túnel del Negrón o de que cuanto más lejos está más asturiano se siente. Merece la pena escuchar los tres y entonces nos damos cuenta de que no son excluyentes sino complementarios y que cada uno representa una época y un sentir de una tierra y de sus gentes.
Y las gentes, claro. Al corredor siempre le gusta acabar su ejercicio acelerando el paso para sentirse exhausto y pensar que ha hecho más de lo programado pero la visión de la bruma que desde el mar se proyecta contra las dunas le hace ralentizar aún más su carrera. No quiere que acabe este momento y se acuerda también de las gentes de esta tierra. Son gentes amables, de corazón abierto que te lo dan todo. Son gentes apegadas a una tierra con ataduras invisibles y atemporales que en cuanto pasan el puerto de Pajares no pueden respirar. Como la sidra que no vale en pasando de León sus gentes se marchitan un poquito cuando no sienten en su piel el aire de sus montes o la brisa de su mar. Estos mismos fueron guerreros antaño y, en habiendo corazón y nada más, no dudaron en defender su territorio astur con piedras y a las órdenes de Don Pelayo. Y es que ya se sabe que:” Asturias ye España y lo demás tierra reconquistada”. Semejante hazaña marca carácter y el asturiano lo tiene. De población envejecida y faltos de oportunidades los asturianos vuelven a salir de su tierra en busca de un futuro mejor y es que por lo que sea nadie se acuerda de esta tierra a la hora de crear oportunidades. Para los que se quedan en el jardín de Adán y Eva no todo serán halagos y parabienes. Son los custodios de este paraíso que pese a su manto verde que lo disimula todo es uno de los territorios más contaminados del país. Habrá que desmantelar la industria del carbón de la mejor manera posible y conservar este precioso lugar sin renunciar a un desarrollo legítimo.
A los que se quedan, enhorabuena y para los que nos vamos, paciencia. Ya volveremos. Y es que como dice Melendi: “si pruebas de su manzana, te enganchará su veneno” y de esta tierra, una vez que la has visitado nunca te vas.
El corredor ha llegado al final. Todos le estaban esperando y él aún disfruta un poco más del momento sumergiéndose en unas aguas heladas que le despiertan del trance. Finalmente se une al grupo y una vez en el coche selecciona en la radio los himnos de Asturias y aunque no lo grita piensa en voz alta: ¡PUXA ASTURIES ¡ José María Gomá Alonso para el Ribereño Digital.