En estos días de hispanidades, polémicas por conquistas, genocidios, descubrimientos, evangelizaciones, progreso o lo que realmente ocurriera en el pasado (que yo creo que hubo un poco de todo) me acerco al concepto de las conquistas sin ánimo de polemizar y sin ninguna credibilidad científica sino con ganas de reflexionar sobre lo que unos y otros dicen. Todo lo que aquí escribo se puede rebatir y seguro que con más razones que las mías pero permitidme que la exponga, mi opinión, por si os diera que pensar.
En nuestro universo más cercano españoles o castellanos, ingleses, franceses, portugueses, holandeses o belgas han sido conquistadores o regentado colonias en distintos momentos de la historia. Fuera de ese universo, medio mundo ha conquistado al otro medio y viceversa.
En el nuevo mundo, las Américas del norte y del sur, fueron conquistadores los mismos europeos, más colonos de medio mundo y nativos originarios contra otros nativos originarios que se enfrentaban entre ellos por un territorio ancestral que no tenía más dueño que el sol y las estrellas y más ley que la del más fuerte.
No hace mucho oí que, por muy buena persona que uno sea, nadie pasa por esta vida sin herir a otra. Así que imaginad lo que ocurrirá si la persona al azar en la que podamos pensar no es especialmente buena. Así que mi tesis en cuánto al ser humano en general no es muy optimista. Se podría decir que es “Revertiana” (de Arturo Pérez Reverte). Al igual que Reverte no tengo mucha fe en el ser humano y pienso que es egoísta, despiadado y aún cuando ama lo hace odiando y masacrando cuánto pueda amenazar a lo amado.
Así las cosas, en mi opinión culpabilizar a unos frente a otros por actuaciones del pasado no es del todo justo: ¿quién lo hace? Obviamente quien tenga los medios, el interés y la oportunidad (como cuando se comete un crimen). Los holandeses lo hicieron con España fomentando la leyenda negra quizás movidos por la envidia contra sus rivales y aprovechándose de la difusión que les daba ser los impulsores de la imprenta. En mi opinión no nos criticaron por lo que hicimos sino más bien por no haberlo podido hacer ellos. Más tarde, los americanos mediante su propia fábrica de estrellas: Hollywood, hicieron algo parecido pero al revés. Por medio de películas que entrarían en las casas de todo el mundo civilizado blanquearon su propia conquista, la gran epopeya del Oeste realizada por los colonos y el gobierno americano. Los caza recompensas eran valientes aventureros, los colonos semidioses que como Ulises perseguían la tierra prometida y el indio era el diablo con la cara pintada, con sed de sangre y cabelleras que llevarse al cinto. Sólo la película “Bailando con lobos “de Kevin Costner rompe un poco este arquetipo en mi opinión. (Habrá más, no me lo tengan en cuenta).
Por cierto esta epopeya, la del salvaje oeste diezmó a los nativos americanos confinándolos a reservas como si fueran ganado, privándoles de sus nombres originales y sus costumbres a diferencia de lo que hicieron primero castellanos y luego españoles en su propia aventura colonizadora que, a pesar de los muchos desmanes cometidos, mantuvo el mestizaje, abolió la esclavitud y le dio carta de ciudadanía a los “colonizados“, “conquistados“ o “descubiertos“. No hemos tenido en nuestro país a un John Ford o un Sam Peckinpah, ni siquiera a un Sergio Leone que relatara las aventuras de nuestros aventureros. No hablo de los controvertidos Pizarro o Hernán Cortés sino de los Cabeza de Vaca, Fray Junípero Serra o Bernardo de Gálvez entre otros.
Entonces, ¿en qué quedamos?, ¿quién debe pedir perdón por las conquistas? Quien empieza si la tierra, los países y territorios se han ido fraguando a golpe de espada. Si no hay un solo palmo de tierra en el mundo que no haya sido conquistado, reconquistado y vuelto a conquistar. El presentismo es un problema a la hora de hacer historia y no podemos mirar los hechos del pasado con los ojos del siglo XXI. En caso de que haya que pedir perdón será el ser humano el que lo deba hacer por el hecho mismo de ser hombre, por exterminar a lo largo de los años cuánto se ha puesto, se pone y se pondrá en su camino. Estudiemos la historia para conocer y no repetir errores, para intentar ser mejores, pero no pretendamos juzgarlo todo y a todos. No podemos juzgar a los dioses y pretender serlo al mismo tiempo. Nada ni nadie es mejor que nadie, ni bueno por naturaleza. Hasta el sol y las nubes y las estrellas que nos dan la vida nos devorarán un día para dar paso, para conquistar, ellas también, lo que un día les arrebatamos.
“Nosotros sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra es lo mismo que otra, porque él es un extraño que viene en la noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemigo, y cuando él la ha conquistado sigue adelante. El deja las tumbas de sus padres atrás y no le importa. Su apetito devorará la tierra y dejará detrás un desierto. La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la tierra. “
(Extracto de la carta del jefe indio Seattle al presidente de los Estados Unidos, 1854 ) José María Gomá Alonso