Por María Cañete Usón
Desde la introducción y el auge de los smartphones y las pantallas en la vida diaria, ha habido una preocupación creciente sobre su impacto en la atención y el desarrollo cognitivo de los jóvenes y adolescentes. Diversos estudios científicos han abordado esta cuestión, proporcionando evidencia sobre cómo el uso intensivo de estos dispositivos afecta la capacidad de concentración, la memoria y el rendimiento académico.
La capacidad de atención de los jóvenes parece haberse visto afectada negativamente por el uso constante de smartphones y dispositivos digitales. Un estudio de la Universidad de Virginia encontró que los estudiantes que utilizaban sus teléfonos móviles durante tareas que requerían atención continua mostraban un rendimiento significativamente inferior en comparación con aquellos que no lo hacían. Este fenómeno se debe en parte a la naturaleza fragmentada de la información recibida a través de las redes sociales y las aplicaciones, que fomenta el «multitasking» y dificulta la concentración sostenida en una sola tarea.
El multitasking, o la realización de múltiples tareas al mismo tiempo, se ha convertido en una práctica común entre los jóvenes debido al uso de smartphones. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que el multitasking digital puede reducir la eficiencia y la calidad del trabajo. Un estudio publicado en la revista Psychological Science reveló que las personas que realizan multitasking frecuentemente tienen una menor capacidad para filtrar información irrelevante y son más propensas a distraerse. Esto sugiere que el uso de múltiples aplicaciones y la navegación constante entre diferentes contenidos pueden perjudicar la atención y la capacidad de mantener el foco en tareas importantes.
El uso excesivo de smartphones también ha sido vinculado a un peor rendimiento académico. Un estudio longitudinal realizado por la London School of Economics evaluó el impacto de la prohibición de teléfonos móviles en las escuelas y encontró que los estudiantes en instituciones con tales prohibiciones obtenían mejores resultados en los exámenes. Los investigadores sugirieron que la reducción de las distracciones digitales permitió a los estudiantes concentrarse mejor y dedicar más tiempo al estudio.
De la misma forma, el uso de pantallas antes de dormir ha sido asociado con alteraciones en los patrones de sueño, lo cual afecta la atención y el rendimiento cognitivo. La luz azul emitida por las pantallas puede suprimir la producción de melatonina, una hormona crucial para la regulación del sueño. Un estudio publicado en Pediatrics encontró que los adolescentes que utilizaban dispositivos electrónicos antes de acostarse tenían más probabilidades de experimentar problemas de sueño y, en consecuencia, presentar dificultades para concentrarse y rendir adecuadamente durante el día.
Por último, el impacto del uso de smartphones en la memoria también es evidente. Un estudio de la Universidad de California, Los Ángeles, sugirió que el uso constante de estos dispositivos puede interferir con la capacidad de los jóvenes para formar y retener recuerdos a largo plazo. La dependencia de los teléfonos móviles para la búsqueda rápida de información puede reducir la necesidad de memorizar datos y, a largo plazo, afectar la capacidad cognitiva para almacenar información.