Por María Cañete Usón
El mes pasado se conocía una noticia que, aunque nos quede algo lejos de nuestro país se puede llegar a replicar aquí, y es que en Italia se empezó a obligar a las compañías telefónicas a bloquear la navegación a categorías consideradas inapropiadas (violencia, pornografía, juego, etc.) a los titulares de tarjetas menores de 18 años, evitando así su acceso a este contenido.
Y aquí comienza el debate y los dilemas que más de uno me hacéis llegar: ¿Es suficiente? ¿Es efectivo? ¿Deberíamos controlar lo que hace nuestro hijo con el teléfono? ¿A qué edad debo darle un teléfono a mi hijo?
Pues bien, en mi opinión, esta medida es efectiva para reducir la exposición a ciertos contenidos, pero no es suficiente, ya que se puede acceder de muchas otras maneras a este tipo de contenido.
De hecho, controlar la actividad digital de los menores no se recomienda, visto ya en varios estudios, porque tiene un efecto negativo en el desarrollo de las habilidades de autocontrol y bloquea la toma de decisiones debido a esa sobreprotección, además de ser contraproducente para la comunicación y la confianza entre padres e hijos, que es esencial.
Pero entonces, ¿qué debemos hacer?
Educar. La clave no es prohibir, ya que si prohíbes no educas, no hay aprendizaje. Tampoco se debe dar total libertad, hay que poner unos límites.
Lo que se aconseja es apoyar a los menores, acompañarlos siempre, debatir con ellos, hacerlos conocedores de los peligros que esconde internet y este tipo de contenidos, establecer unos hábitos digitales saludables con una regulación del tiempo de uso, supervisar parcialmente este uso y ofrecer actividades presenciales complementarias como deportes, juegos, extraescolares, etc.
¿A qué edad debo darle el primer teléfono a mi hijo?
Depende. Depende del desarrollo del niño, su madurez, el lugar donde viva, la situación familiar, las necesidades, y muchas otras cosas. No hay una edad, sino una situación o circunstancia.
Ante todo, debemos aceptar la era en la que vivimos y no darle la espalda a la tecnología, sino usarla de forma correcta. Y con nuestros hijos desarrollar el APOYO PARENTAL.