El primer “producto” que generó Centro Zaragoza fue un curso, dirigido a los peritos de seguros de automóviles, en aquellos entonces más comúnmente denominados “peritos tasadores”. En concreto, se trató de un curso de actualización de conocimientos periciales, pues se había detectado que en aquel momento la heterogeneidad existente entre los profesionales que prestaban su servicio de asesoramiento técnico al sector asegurador era enorme.
Este curso ha evolucionado, tanto en modalidad de impartición, como en contenido, adaptándonos a las exigencias del mercado. Se sigue impartiendo en actualidad, ahora bajo el nombre “Curso Superior de Perito de Seguros de Automóviles”, teniendo una gran aceptación tanto por alumnos de GM en carrocería, GS en automoción, como profesionales del sector reparador y pericial que desean actualizar sus conocimientos. De hecho, estamos muy contentos de la recurrencia con la que las empresas del sector acuden a nosotros para solicitar alumnos que hayan realizado esta formación de especialización para formar parte de sus plantillas; así como de la alta tasa de empleabilidad que tienen los alumnos de este curso, lo que demuestra que las nuevas tecnologías implantadas en los automóviles hacen que cada día se requieran profesionales más especializados para comprobar el origen de los daños o siniestros. Las nuevas tecnologías han modificado la forma de desarrollar esta profesión y, en consecuencia, la experiencia, habilidad y conocimientos de estos profesionales es indispensable. De ahí que la figura del perito se haya convertido en un experto que aporta gran valor añadido.
Asimismo, las primeras líneas de investigación de Centro Zaragoza estuvieron orientadas, como sus objetivos fundacionales exigían, al estudio de las técnicas y métodos más eficientes que se pudieran aplicar a la reparación de los vehículos. En este sentido se comenzó a experimentar, por ejemplo, en la posibilidad de reparar, no sólo los paneles de acero que componían las carrocerías de automóviles,; sino también sus lunas parabrisas, o los materiales plásticos, frecuentemente utilizados en la automoción. Todo esto, que hoy en día nos puede parecer algo evidente, generó no pocas resistencias al cambio, fundamentalmente por el inicial desconocimiento en ciertos sectores relacionados con el mundo de la reparación de nuestro país. La adecuada comunicación y numerosas jornadas de formación impartidas por los profesionales que trabajaban en Centro Zaragoza lograron la aceptación de los procesos de trabajo que implicaban estas reparaciones, que hoy son aceptadas sin que exista discusión alguna en cuanto a su idoneidad.
Con el paso del tiempo muchos proyectos y líneas de investigación se fueron desarrollando, transmitiendo valiosos conocimientos al sector automovilístico, añadiendo al mismo tiempo nuevos productos y servicios que ofrecer a las entidades aseguradoras, lo cual supuso a su vez para Centro Zaragoza una fuente de financiación que complementaba las aportaciones de las entidades propietarias que sostenían el centro.