Durante todo un día de otoño, triste, oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo, crucé solo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica Casa Usher.
“La caída de la casa Usher “(Edgar Allan Poe)
Así empieza el relato o cuento gótico de Edgar Allan Poe que ha dado nombre a la serie de la que os vengo a hablar hoy. Se trata de: “La caída de la casa Usher”, una miniserie de ocho capítulos dirigida por Mike Flanagan, un director apasionado por la literatura de terror. Tomando como base este relato corto de Poe se cuenta la historia de dos ambiciosos hermanos, Roderick y Madelaine, en la cúspide de una gran empresa farmacéutica llamada Fortunato que ven peligrar todo aquello que han construido juntos y ven caer, sin nada que poder hacer, a todos sus herederos víctimas de las más trágicas muertes. Pero este célebre relato del escritor americano de apenas una treintena de páginas no hace sino dar cierto empaque y estructura a la historia. Es algo así como un hilo que une y engarza los distintos episodios y referencias del que fue cuentista y poeta como si de piedras preciosas se tratara para formar ese gran collar que es toda la obra de alguien que ha sido recordado por su calidad y también por haber sido el primero en su campo. Así, cada capítulo lleva el nombre de alguno de sus cuentos excepto el primero que empieza con las palabras iniciales de su más famoso poema : “Cierta noche aciaga…” (El cuervo).
El amante de la lectura disfrutará además de todas las referencias que se brindan, encontraremos a Anabel Lee (Hace muchos, muchos años en un reino junto al mar, habitó una señorita cuyo nombre era Anabel Lee…), al gato negro, a su amada Lenore, al barril de amontillado y la sempiterna presencia del cuervo. Solo al final de la serie el disfrute es máximo pues es ahí donde la doble trama de la serie confluye y todo se explica. Por el camino recordaremos los crímenes de la calle Morgue, el poema Tamerlane, la máscara de la muerte roja o el escarabajo de oro.
La serie, al igual que los relatos, es excesiva, barroca, gótica y de terror. Un relato gore y fantástico a la vez que actualizado del ser humano del siglo XXI en el que: “el hombre es un lobo para el hombre “.
Para los completistas, como yo, el final de la serie no será más que el principio de una sucesión de relecturas de todas aquellas obras y referencias que se nos han indicado en la cinta. Volveremos a leer “el cuervo” y la que fue la primera obra detectivesca del género: “los crímenes de la calle Morgue” con su Auguste Dupin como precursor de todos aquellos detectives observadores que han venido después en la historia de la literatura. Y, además, como todas estas lecturas también lo fueron de juventud, nos permitirá analizar cómo han cambiado ellas y/o nosotros con el paso del tiempo y si han envejecido bien o mal, y como lo hemos hecho nosotros ,lo de envejecer digo. Y aquella flor que crecía, sin pensar en nada mas … nos llevará a Radio Futura y con la negra flor volveremos al cuervo y moriremos en un círculo barroco y vicioso de referencias que al final es “solo eso, nada más” mientras un cuervo negro e imponente sobre le efigie de la diosa Atenea nos dirá con una voz de ultratumba: “nunca más, nunca más” NEVERMORE. (leed” El cuervo”)
José María Gomá para el Ribereño Digital.