Por María Cañete Usón
En la era digital, donde la información es accesible instantáneamente, ha surgido un fenómeno conocido como «doomscrolling». Este término, derivado del inglés, describe la tendencia a consumir compulsivamente noticias negativas a través de las redes sociales y otras plataformas digitales.
El término «doomscrolling» combina las palabras «doom» (desastre) y «scrolling» (desplazarse), reflejando la acción de desplazarse continuamente a través de contenido desfavorable o alarmante. Surgió y ganó prominencia durante eventos globales desafiantes, como la pandemia de COVID-19, las crisis climáticas y las tensiones políticas. La necesidad humana de estar informado, especialmente en tiempos de incertidumbre, amplifica esta conducta.
Para entender el doomscrolling, es crucial explorar los mecanismos psicológicos subyacentes:
1. Sesgo de negatividad: Los humanos tienen una predisposición evolutiva a prestar más atención a la información negativa. Este sesgo, que alguna vez tuvo ventajas de supervivencia, hoy se traduce en una atracción hacia noticias alarmantes o perturbadoras.
2. Refuerzo intermitente: Las plataformas digitales a menudo operan mediante un sistema de recompensas variables. Al igual que en el juego, el usuario recibe de vez en cuando una «recompensa» en forma de una noticia relevante o impactante, lo que lo lleva a seguir desplazándose en busca de más.
3. Ansiedad y control: En situaciones de incertidumbre, las personas pueden experimentar un aumento de la ansiedad. Informarse puede dar una falsa sensación de control sobre el entorno, lo que paradójicamente perpetúa el ciclo de consumo compulsivo de noticias negativas.
¿Qué consecuencias conlleva?
– Estrés y ansiedad: La exposición constante a noticias negativas puede incrementar los niveles de estrés y ansiedad. Esta sobrecarga emocional afecta el estado de ánimo y puede llevar a problemas más graves como la depresión.
– Trastornos del sueño: El uso excesivo de dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir, puede interferir con los patrones de sueño, exacerbando los efectos negativos sobre la salud mental.
– Desconexión social: El tiempo dedicado a consumir noticias negativas puede reducir la interacción social positiva, afectando las relaciones y el apoyo emocional, cruciales para el bienestar psicológico.
¿Qué podemos hacer para mitigar los efectos del doomscrolling?
– Límites de tiempo: Establecer límites específicos para el uso de dispositivos y consumo de noticias puede ayudar a reducir la exposición excesiva a contenido negativo.
– Fuentes confiables: Optar por fuentes de noticias confiables y equilibradas puede disminuir la tendencia a consumir información alarmante o sensacionalista.
– Practicar el mindfulness: Técnicas como la meditación y el mindfulness pueden ayudar a gestionar el estrés y la ansiedad, promoviendo un enfoque más saludable hacia el consumo de información.
– Conexión social: Fomentar interacciones sociales positivas puede contrarrestar el impacto negativo del doomscrolling, proporcionando apoyo emocional y una perspectiva más equilibrada.