Por María Cañete Usón
La llegada al mundo de un hijo puede desencadenar una serie de emociones en la madre, desde alegría, ilusión y entusiasmo, hasta miedo, ansiedad y tristeza. Dichas emociones entran dentro de la normalidad, ya que la mayoría de mujeres tras el parto desarrollan una serie de cambios de estado de ánimo que suelen durar entre 3 días y 2 semanas, pero más allá de esto, podríamos hablar de “depresión post parto”.
¿Qué es la depresión post parto y cómo la identifico?
Hablamos de una depresión que puede ser moderada o intensa, se desarrolla en una mujer tras haber dado a luz y se puede presentar a lo largo del primer año de vida del recién nacido, aunque la mayor parte se da en los primeros tres meses.
Algunos síntomas para detectar este tipo de trastorno serían: Tristeza profunda, irritabilidad, insomnio, disminución de la concentración, evitación de relaciones sociales, pérdida de apetito, cambios de humor, ansiedad, desbordamiento, llanto constante, sentimientos de vergüenza o culpa, dificultad para relacionarse con la pareja y con el bebé…
¿Cuál es la causa de la depresión post parto?
A día de hoy todavía no está muy claro qué desencadena este trastorno, pero podríamos hablar de los cambios hormonales como principal factor involucrado en su desarrollo, puesto que tras el alumbramiento se produce una disminución del estrógeno y la progesterona, además de cambios en el cortisol, melatonina, oxitocina y hormona tiroidea.
Además, ciertas circunstancias pueden favorecer la aparición de este trastorno si la mujer se encuentra inmersa en alguna de ellas:
- Edad inferior a 25 años
- Estrés durante el embarazo o tras el parto
- Mala situación económica
- Antecedentes familiares
- Violencia de la pareja
- Insatisfacción con la imagen corporal
- Miedo al parto y no saber llevar correctamente la lactancia
- Mala salud física
- Embarazo no deseado
¿Qué hacer si nos sentimos identificadas?
Si estos síntomas se prolongan en el tiempo, más allá de lo considerado “normal”, es muy necesario solicitar ayuda a los profesionales de la salud mental, para iniciar el tratamiento lo antes posible, puesto que una depresión no tratada puede desencadenar en consecuencias muy negativas, no sólo para la madre, sino también para el recién nacido, desde problemas emocionales a problemas en el desarrollo.