Por María Cañete Usón
La esquizofrenia es un trastorno mental que interfiere con la capacidad para reconocer lo que es real, controlar las emociones, pensar con claridad, emitir juicios y comunicarse.
Los trastornos esquizofrénicos se caracterizan por distorsiones de la percepción, del pensamiento y de las emociones, estas últimas en forma de embotamiento o falta de adecuación de las mismas. En general, se conservan tanto la claridad de la conciencia como la capacidad intelectual, aunque con el paso del tiempo pueden presentarse déficits cognoscitivos.
El trastorno compromete las funciones esenciales que dan a la persona normal la vivencia de su individualidad, singularidad y dominio de sí misma. El enfermo cree que sus pensamientos, sentimientos y actos más íntimos son conocidos o compartidos por otros y pueden presentarse ideas delirantes en torno a la existencia de fuerzas naturales o sobrenaturales capaces de influir, de forma a menudo bizarra, en los actos y pensamientos del individuo afectado. Este se siente el centro de todo lo que sucede.
Son frecuentes las alucinaciones, especialmente las auditivas, que pueden comentar la propia conducta o los pensamientos propios del enfermo. Suelen presentarse además otros trastornos de la percepción: los colores o los sonidos pueden parecer excesivamente vívidos o tener sus cualidades y características alteradas y detalles irrelevantes de hechos cotidianos pueden parecer más importantes que la situación u objeto principal.
Síntomas iniciales
El comienzo puede ser agudo, con trastornos graves del comportamiento conductual, o insidioso, con un desarrollo gradual de ideas y conductas extrañas.
Normalmente, la esquizofrenia se reconoce por primera vez por un cambio en el funcionamiento social y personal para el que no existe explicación.
Los signos iniciales pueden incluir también alteraciones del comportamiento, como ansiedad generalizada, depresión leve transitoria, pérdida de interés o abandono del trabajo y de las actividades sociales que antes eran importantes, suspicacia y un cambio profundo y visible en los hábitos y valores personales como el aseo, la higiene, el cuidado de la vestimenta o la puntualidad. El enfermo puede actuar o vestirse de forma extraña o extravagante. Normalmente, las explicaciones para estos cambios y comportamientos son simbólicas, metafóricas o extrañas.
- Síntomas positivos:
Las ideas delirantes son falsas creencias de las que la persona está firmemente convencida a pesar de la ausencia de pruebas concretas. Las personas que experimentan delirios pueden creer que son perseguidas, que tienen poderes o talentos especiales o que sus pensamientos o acciones están bajo el control de una fuerza externa. En ocasiones, los delirios tienen un carácter fantástico o extraño (ej.: ser capaz de controlar el tiempo o de mantener comunicación con seres de otro mundo). Quienes padecen delirios pueden sentir gran temor a que se les vaya a hacer daño y actuar por este motivo de forma inhabitual
Los tipos de alucinaciones más habituales en la esquizofrenia son las auditivas, en forma de voces imaginarias. Algunas veces, los enfermos mantienen conversaciones con ellas. Las voces pueden dar órdenes o comentar el carácter y las acciones de la persona con esquizofrenia. Otras alucinaciones menos frecuente consisten en ver, sentir, saborear u oler cosas que no existen y que son percibidas como reales por quien las padece.
Los enfermos que sufren trastornos del pensamiento, tienen una forma de pensar confundida que se revela en el contenido y en la forma de lo que dicen. La conversación puede resultar difícil de seguir, porque salta de un tema a otro con poca o ninguna conexión lógica. También se producen interrupciones en el hilo del pensamiento. La sintaxis se vuelve extraña, de forma que sólo parece tener sentido para quien habla. En algunos casos, los pacientes creen que sus pensamientos están siendo difundidos o robados o controlados o inducidos por agentes externos.
Algunas personas con esquizofrenia se comportan de forma extraña o transgreden normas y costumbre sociales (p.ej. se desnudan en público). Pueden hacer gestos raros y muecas o adoptar expresiones faciales incongruentes y posturas extrañas sin razón aparente. Los síntomas positivos se reconocen con relativa facilidad, porque obviamente difieren de lo normal. Como los síntomas positivos graves dificultan en gran medida el funcionamiento social del individuo, suelen tener como resultado la hospitalización en un centro psiquiátrico.
Afortunadamente, los antipsicóticos pueden eliminar o reducir la intensidad de los síntomas positivos y disminuir las posibilidades de sufrir recaídas, aunque la persona todavía se vea afectada por los síntomas negativos. Una recaída puede venir provocada por un acontecimiento estresante, por unas relaciones conflictivas prolongadas, o por la interrupción o reducción de la dosis de los medicamentos.
- Síntomas negativos:
Embotamiento afectivo: las personas con esquizofrenias suelen presentar un estado emocional aplanado, de forma que no responden a lo que pasa a su alrededor. Pueden ser incapaces de reflejar cambios en la expresión facial, los gestos o el tono de la voz, que expresan sus emociones y de no responder a acontecimientos felices o tristes, o bien reaccionar de forma inadecuada. Toda la personalidad de los que padecen una esquizofrenia parece cambiar con respecto a lo que era antes.
Pérdida de vitalidad: la esquizofrenia reduce la motivación de las personas y disminuye su capacidad de trabajar o de participar en diversiones. Parecen interesarse poco por actividades cotidianas como lavar o cocinar y, en casos extremos, descuidan su higiene personal y la propia alimentación. Pueden aparecer indecisión, negativismo y pasividad, mezclados con impulsos súbitos. En casos extremos, el sujeto puede retraerse, agitarse o manifestar estupor sin razón aparente.
Retraimiento social: las personas con esquizofrenia tienen dificultades para hacer y mantener amigos o conocidos; las relaciones íntimas son escasas o inexistentes y el trato con los demás tiende a ser breve y superficial. En casos extremos, se evita de forma activa toda relación social.
Pobreza de pensamiento: algunas personas con esquizofrenia muestran una notable reducción de la cantidad y el contenido de su pensamiento. Rara vez hablan con espontaneidad y contestan a las preguntas con respuestas cortas sin ningún detalle. En los casos más graves, el discurso se limita a frases cortas como “sí”, “no”, “no sé”. Otras personas con squizofrenia hablan libremente, con un lenguaje comprensible, pero sin transmitir contenido alguno. Contestan las preguntas de forma indirecta, sin ir al grano. En su expresión verbal reflejan asociaciones imprecisas o sin relación entre las ideas, así como cortes incomprensibles y saltos en el hilo del pensamiento.