«Ése objeto suave que me envolvía». Una mano de peluche, con un relleno de bolitas que hacen que pese, que tenga aplomo, y diseñada para acompañar a los bebés que se encuentran hospitalizados.
La verdad es que es sorprendente, increíble, una maravilla. Normalmente, yo lloraba o estaba muy inquieto cuando me tenía que quedar en el hospital, y mis papis se tenían que marchar a casa. Con esta mano de peluche, parece que alguien se queda echado contigo y te sostiene, como si fuera una mano de verdad, como si estuvieses «en brazos».
Es relajante, da la sensación de que te están cuidando y te quedas dormidito plácidamente sintiendo suavidad y contacto.
Eso es lo que yo sentía cuando me dejaban en la cuna del hospital y se marchaban. Parecía que entre tanto ajetreo y pitidos incesantes, encontraba en ella un rinconcito acogedor.
La mano que yo tuve, me la regalaron desde la asociación Estelar. Son una asociación que se dedica a confeccionar útiles para que los bebés que están en la UCI, puedan sentirse más cómodos en esos días tan difíciles. Sobretodo, su trabajo se destina a bebés prematuros, ya que son los que más ocupan las UCIs. Yo no fui prematuro pero también estuve muchos días ingresado, así que me regalaron una manita para que estuviese más cómodo. Y lo estuve en verdad. Cuando recibí mi mano y mi mamá me la puso, empecé a quedarme más a gusto y a no llorar tanto en mi cuna. Muchas gracias a Estelar por su apoyo y por ayudarme a sentirme mejor.
Cuando salí del hospital y me fui a mi casa, ya no la necesitaba. La llevamos mi mamá y yo a la UCI del hospital Miguel Servet de Zaragoza, para que otros bebés que estaban malitos y tristes pudieran disfrutar de ella. Quiero pedir por favor a todos los papis y mamis que ya no usen sus manitas, que las lleven al hospital y las donen, como hice yo. Es una gran ayuda y alegrarán un poquito la estancia a otros niños.