Por María Cañete Usón
Todos hemos escuchado la frase “Mens sana in corpore sano”, que hace referencia a la importancia de un buen estado físico general que conecta con un buen estado mental.
Hoy conoceremos el fenómeno de la somatización, donde el estado mental deja de ser bueno y afecta negativamente al estado físico, desarrollando las conocidas como enfermedades psicosomáticas.
La somatización en psicología se define como una serie de síntomas físicos cuya aparición no está justificada por una causa física u orgánica. A través de este fenómeno, el cuerpo expresa esa angustia emocional que no es capaz de liberar, es decir, transformamos de forma inconsciente nuestros problemas psicológicos en síntomas que afectan a nuestro cuerpo.
Un ejemplo muy claro, que seguro nos ha ocurrido a más de uno, es la ansiedad generada por el estrés de nuestras vidas, que se manifiesta a través de síntomas físicos como dolores de cabeza, cuello, espalda o problemas gastrointestinales, entre otros.
¿Qué podemos hacer llegados a este punto?
Lo primero de todo, darnos cuenta de lo que está pasando, ser conscientes de que hay un problema emocional si esos síntomas no se pueden explicar por algo físico u orgánico, y no evitarlo ni esconderlo.
Lo siguiente, si vemos que esto se mantiene en el tiempo y no podemos controlarlo, pedir ayuda indudablemente a un profesional de la salud mental, para que nos dote de herramientas que cambien nuestra forma de pensar y nuestra rutina.