Por María Cañete Usón
Quizás no te suene este término, pero seguro que has pensado su significado en muchas ocasiones. Hablamos del Locus (lugar) de control para referirnos a lo que creemos que tiene el control en los aspectos de nuestra vida, por ello, diferenciamos entre dos locus de control:
- Locus de control externo: Cuando creemos que lo que nos ocurre es responsabilidad de otros o de otras circunstancias, como la suerte, el Karma, Dios, etc.
Esta percepción de falta de control genera sentimientos de indefensión en la persona y puede derivar en lo que denominamos “indefensión aprendida”, que no es más que la resignación y pasividad ante los acontecimientos debido a la creencia de que nuestros actos no modificarán estos hechos.
- Locus de control interno: Cuando creemos que lo que nos ocurre es controlable y está en nuestras manos.
Al contrario que los sujetos que tienen el locus de control externo, estas personas no se resignan en las malas situaciones, sino que se esfuerzan y persisten para conseguir llegar al éxito.
¿Es mejor uno que otro?
El locus de control interno es mejor para nuestra salud mental, pero sin llegar al extremo de querer controlar absolutamente todo lo que nos ocurre, es decir, siendo conscientes de que algunos acontecimientos de nuestras vidas no responden a nuestros actos, sino que son determinados por agentes externos o por azar y no podemos someterlos a nuestro control.