Por María Cañete Usón
Sigmund Freud denominó “mecanismo de defensa” a las manifestaciones del ego ante las exigencias de otras instancias psíquicas. Estos mecanismos están determinados por la forma en la que el ego está organizado: cuando está bien organizado, tiende a tener reacciones más conscientes y racionales, pero las diversas situaciones vividas pueden desencadenar sentimientos inconscientes, provocando reacciones menos racionales y objetivas y activando los mecanismos de defensa para proteger al ego.
Todos los mecanismos de defensa requieren invertir energía y pueden ser exitosos o no en el cese de la ansiedad. Decimos que son exitosos cuando logran disminuir la ansiedad ante algo que es peligroso, sin embargo serán ineficaces si no logran disminuir la ansiedad y terminan siendo un ciclo de repeticiones.
Vamos a conocer brevemente algunos de ellos:
- Compensación: El sujeto trata de equilibrar sus cualidades y deficiencias, por ejemplo, una persona que no tiene buenas notas y se consuela por ser guapa.
- Desplazamiento: Está vinculado a un intercambio (la representación cambia de lugar y es representada por otro). Por ejemplo, alguien que ha tenido un problema con un dentista y luego comienza a rechazar a todos estos profesionales, o incluso en un sueño, cuando aparece una persona, pero en realidad está representando a otra persona.
- Expiación: Mecanismo de recolección psíquica donde el sujeto debe pagar por sus errores en el momento en que los comete, creyendo que así el error será inmediatamente o mágicamente anulado.
- Fantasía: El sujeto crea una situación en su mente que es capaz de eliminar el disgusto inminente pero que, en realidad, es imposible de lograr. En esta realidad creada el deseo se satisface y la ansiedad disminuye.
- Formación reactiva: Se caracteriza por la adhesión a un pensamiento contrario al que ha sido reprimido de alguna manera. Se convierte en alteración de la estructura de la personalidad, poniendo al individuo en alerta, como si el peligro estuviera siempre presente y a punto de destruirlo. Por ejemplo, una persona con comportamientos homofóbicos pero que en realidad se siente atraída por personas del mismo sexo.
- Identificación: Se basa en la asimilación de las características de los demás, que se convierten en modelos para el sujeto. Este mecanismo es la base de la constitución de la personalidad humana. Por ejemplo, los niños asimilan las características de los padres para luego diferenciarse.
- Aislamiento: Un pensamiento o comportamiento se aísla de los demás, de modo que desconecta de otros pensamientos. Como ejemplos tenemos los rituales, fórmulas y otras ideas que buscan la ruptura temporal con los otros pensamientos.
- Negación: Se basa en negar el dolor u otros sentimientos de desagrado. Se considera uno de los mecanismos de defensa menos efectivos. Como ejemplo tenemos el comportamiento de los niños cuando mienten, negando las acciones que han hecho y que generarían un castigo.
- Proyección: Desplazamiento de un impulso interno hacia el exterior (o del sujeto hacia otro). Los contenidos proyectados son siempre desconocidos para la persona que los proyecta, precisamente porque tuvieron que ser expulsados, para evitar el disgusto. Por ejemplo, una mujer que se siente atraída por una mujer pero que proyecta este sentimiento en su marido, generando la sospecha de que será traicionada, es decir, que la atracción la siente su marido.
- Regresión: Proceso de volver a una etapa anterior del desarrollo, en la que la satisfacción era más inmediata o el disgusto era menor. Un ejemplo son los niños, que al tener dificultades en sus relaciones con otros niños, regresan por ejemplo a la fase oral y reanudan el uso de chupetes.