El despertar de tus sábanas, es privilegio que muchos mortales ansían.
Tu piel el primer experimentar tras toda una noche sintiendo tu calor,
tus caricias, el deleite que provoca tentar la combustión de tu amansado descansar.
Percibir terciopelo al abrazar tu cuerpo despojado de las prendas que velan tu verdad,
que custodian lo prodigioso con que la naturaleza vistió el alma de un ángel que,
esconde unos besos que envenenan con deseo aun sin ser diablesa y que, por ellos muero.
Sean de seda, sean franela o de un velo su tela, cubren belleza, se nutren de fuego mis noches enteras,
la temática de mis sueños, “el anhelar lo que jamás probé, el arder de tus húmedos besos”,
confundidos entre sus tejidos enmarañadas, buscan desorientados reencontrarse con tu cuerpo.
Que fortuna la de las sábanas, poder acariciar tu piel sin hacerte sentir acosada,
poder arder junto a ti, cuando tu cuerpo abrasa y las fantasías la dejan mojada,
abrazarte tras tocar el fin y hacerte sentir arropada.
Envidio a las telas que cubren tu cama.
(G. Piedrafita)