Toxicómano de tu mirada lasciva,
más dopamina deseo,
drogadicto de las curvas de tu cuerpo,
que prenden fuego,
es tu boca la farlopa,
que hizo sumiso a mi cuerpo,
son tus labios papelina,
que me convirtió en tu siervo.
Soy adicto a los susurros,
que esnifa mi ansioso cerebro,
los canutos me relajan,
cuando me fumo tus dedos,
se ralentiza mi tiempo,
por el olor a cogollo de tu cabello,
saboreo en tu edén,
el aroma de un costo bueno.
Extasis corre en mis venas,
como galopa un camello,
cometí el gran error de lamer tu piel
y pensar que la muerdo.
Se extravió mi talento,
en las pirulas que guardan tus pechos,
en el cielo de tus caderas,
bebo alcohol hasta que por ebrio duermo.
El paraíso de tu entrepierna,
LSD con el que vuelo,
tripi que me brinda alucinar,
como si me fundiera entero.
Heroína en papel de plata,
si culminar en tu cama puedo,
deseo ser traficante,
del despertar de tus húmedos sueños.
Tu ausencia me crea ansiedad,
temblores, sudor y miedo,
la metadona se convierte en agua,
frente a un creer que no puedo,
efectos de la abstinencia,
si te alejas por un momento,
provocados en mi frágil mente,
con tus adictivos besos.
Me fumo tus dedos,
esnifo mis sueños,
drogadicto de tus besos,
farlopero de tu cuerpo, necesitadas mis venas de tus deseos,
tus antojos criptonita por la que muero.
me emborracho de ti,
si tras hacer el amor escucho, “te quiero”.
(G.Piedrafita)