Os preguntaréis qué significa tener, miedo al miedo…
Pues es muy sencillo. Cuántas veces a lo largo de nuestra existencia, habremos dejado de hacer, viajar, experimentar, sentir, percibir, etc.…un montón de cosas. Por tener miedo, a nuestros propios miedos.
Impidiéndonos que podamos dar ese paso en nuestra vida, ese paso, que puede ser que lo cambie todo…
Mi experiencia como artista marcial y ser humano a lo largo de estos años, ha ido lógicamente evolucionando; haciendo que la persona que empezó hace 33 años atrás, no sea la misma persona que pisa hoy por hoy el tatami (suelo donde se practican artes marciales)
Recuerdo el primer día, en el que mi profesor me dijo, sal al Tatami y realiza el Kata Heian Shodan (ya que por entonces practicaba el estilo Shotokan) Dar ese paso, ha sido una de las experiencias más duras y exigentes que recuerdo. En esa etapa en la que por entonces tenía 16 años, el hecho de tener que salir “yo sólo” al tatami e intentar realizar delante de las/os demás, ese Kata (movimientos hechos al aire, en la que te defiendes y atacas ante enemigos/as imaginario/as) es y sigue siendo una de las pruebas más duras que conozco.
Te expones directamente delante de otras personas, teniendo que vencer tu timidez, tu miedo escénico, para sentir como se te está valorando en ese mismo momento.
Recuerdo por entonces que antes de salir, ya notaba la sudoración en mis manos, el temblor en mis piernas, los latidos a mil de mi corazón. Sobre todo, la sensación de que el mundo se paraba bajo mis pies y que toda la clase me estaba mirando sin pestañear.
Tenía dificultades para llevar bien la respiración y me costaba hasta tragar ¡Y entonces, lógicamente pasó lo que tenía que pasar…! Mi cabeza tenía demasiados pensamientos negativos, llamémosles pensamientos tóxicos, que no me dejaban fluir y consiguieron que fallara en la ejecución del Kata, quedándome anclado en un movimiento y no pudiendo enlazar con el siguiente. Aquello fue horrible; ya que, según mi percepción, sentía que había hecho el mayor de los ridículos delante de mis compañeros/as. Aunque desde los 10 años practicaba fútbol, nunca antes me había tenido que enfrentar a una presión parecida, sintiéndome sólo completamente.
Quería que la tierra me tragara, salir del tatami y volver a ponerme en mi sitio, para así, pasar desapercibido. Ni siquiera era consciente de lo que me decía mi profesor, ya que estaba de tan mal humor, que no me importaba nada. Lo único que me apetecía era irme a casa y olvidar ese momento tan frustrante para mí.
Una vez en casa, después de cenar, me fui a dormir, pero esos pensamientos tóxicos seguían y seguían estando en mi cabeza, haciéndome que me planteara muchas cosas.
¿De verdad merece la pena todo esto? ¿Qué necesidad tengo de pasarlo mal? ¿Puede ser que yo no valga? ¿Y si lo dejo y me apunto a otra cosa?
Y muchas preguntas más afloraban sin parar, con esos pensamientos tóxicos y destructivos que bombardean mi cabeza. A veces, lamentablemente con demasiada frecuencia…
Creemos que todo el mundo lo hace mejor que nosotros y que están mejor preparados. Ya podéis imaginar que la autoestima es clave y fundamental para superar muchos obstáculos en nuestra vida. Yo en ese momento carecía de la suficiente y sufría.
Al poco tiempo, recapacité sobre mi forma de pensar. Cambié completamente esos pensamientos negativos, poniendo manos en el asunto, con el fin de superar, todas las pruebas que se me pusieran por delante y que me hicieran sentir que no podía conseguir lo que me proponía. Por supuesto, la primera prueba que estaba en mi lista de superación, era ese Kata que tanto me afectó y el cual no pude acabar.
Me di cuenta de algunos de mis posibles errores, y me puse como objetivo corregirlos y realizar al menos, ese Kata, 10 veces al día, todos los días hasta que mi profesor me dijera que tenía que salir de nuevo delante de mis compañeros/as.
No iba a consentir que esa situación me apartara del Do (camino en las artes marciales) ese camino tan amplio y bonito lleno de esfuerzo, constancia, sacrificio, superación, que me decía mi corazón que tenía que seguir… Ha sido y es ¡el camino que ha marcado mi vida! y lo tuve muy claro a partir de ese momento.
Mi determinación consiguió empezar a forjar otra persona, que no sabía que estaba dentro de mí. Con otro carácter totalmente distinto, la cual busca alternativas y soluciones. No busca excusas ni pretextos y, sobre todo; no echa la culpa a los/as demás, sino que consigue alcanzar sus objetivos con constancia y esfuerzo. Aprendí a caerme y a volver a levantarme con más fuerza.
¿Pero sabemos las veces que debemos intentarlo hasta conseguirlo? Ahí está la gran diferencia entre unas personas y otras, entre unos/as deportistas y otros/as. De ahí surge la fuerza y la determinación que caracteriza a los/as artistas marciales.
Estamos viviendo en una sociedad, en la que la norma general es el abandono y la falta de motivación. Provocando en la sociedad una falta de esfuerzo y sacrificio, en la que las personas se acostumbran a no valorar nada, no luchar por nada, ya que, con un teléfono, una tableta, un ordenador, pueden conseguir con un solo click lo que creen que les hace falta, en un plazo máximo de 24-48 horas. Tenemos todo lo que queremos de manera inmediata. ¿Pero realmente es lo que necesitamos?
Volviendo atrás, llegó el día en el que tuve que afrontar la prueba que me había marcado mi profesor. Y salí con otra convicción, con otra determinación, con mucha más confianza en mí mismo para ejecutar el Kata que se me había pedido.
Lógicamente se notaban las repeticiones del Kata que había realizado en días anteriores y que me aportaban mucha más seguridad. Ya no tenía tanta presión, por lo que estaban viendo mis compañeros/as. Los pensamientos que fluían en mi cerebro, eran mucho más positivos, dando pie, a que realizara el Kata desde principio a fin sin ninguna interrupción y recibiendo la felicitación de mi profesor y de mis compañeros/as.
Esa noche, cuando me eché a dormir fue completamente diferente a la noche en la que no pude realizar el Kata. Me sentí orgulloso de mí mismo, de mi trabajo, esfuerzo y determinación. Ya fueron y son ahora cualidades que definen mi personalidad, fuera y dentro del Tatami.
¡Por lo tanto, mi consejo es que…te enfrentes al miedo por superar tus miedos! Siempre ganarás si aprendes de ello. Aunque fracases, levántate y camina… Reflexiona y modifica lo que no te aporta nada bueno. Sigue mejorando como persona y deportista. Ánimo y pon pasión en lo que hagas.
Iñaki Abad,
3º Dan de Kenpo (Entrenador Deportivo Superior de Kenpo)
3º Dan de Kárate (Entrenador Deportivo de Kárate)
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E-mail: mujerdefensapersonal@gmail.com