¡¡Conocemos a una persona, quedamos varias veces con ella y… vaya!! Qué sensación de alegría y energía, de motivación y ganas de hacer actividades… y no podemos dejar de pensar en ella… ¿qué nos pasa? Nos hemos enamorado, sí señor, pero… ¿yo elijo enamorarme? No, mi cerebro hace todo este proceso él solito… os voy a explicar cómo.
Nuestro cerebro libera una bomba química en forma de neurotransmisores durante el proceso de enamoramiento que, en conjunto, hacen que nos sintamos de esta forma (por eso el proceso de enamorarse es vulgarmente llamado “enajenación mental transitoria”) y nuestra percepción de la vida sea magnífica.
Los principales neurotransmisores liberados son:
- Oxitocina: provoca la euforia y necesidad de contacto físico con esa otra persona, además de crear los lazos permanentes entre las parejas
- Serotonina: genera bienestar, optimismo, buen humor, aumenta la sociabilidad e inhibe la aparición de la ira y la agresión
- Dopamina: produce euforia y energía, está involucrada con el sistema de recompensa (nos sentimos bien cuando estamos con nuestra pareja)
- Noradrenalina: provoca que el corazón lata más rápido, se eleve la presión arterial y se pierda el apetito
Con el tiempo nos habituamos a estos neurotransmisores, en concreto a la noradrenalina, y esa bomba química inicial se reduce, lo que podemos interpretar como desenamoramiento y que lleva a muchas parejas a romper.
Existe un movimiento en la actualidad llamado “Emoofilia” que no deja de ser una tendencia de ciertas personas a enamorarse con mucha facilidad. Este tipo de personas se detectan porque se pasan todo el día con una pareja que acaban de conocer, dicen “te quiero” en una primera cita, se toman poco tiempo de recuperación entre pareja y pareja, o se sienten profundamente enamorados de varias personas a la vez. Un ejemplo del cine para que sepáis de qué estamos hablando serían los protagonistas de Titanic.
Esta tendencia está en auge y esto es debido al aumento de las aplicaciones de citas, que fomentan la cultura de la inmediatez: Lo queremos todo y lo queremos ya.
Pero mucho cuidado, porque debido a la rapidez, estas personas no ven la posible toxicidad de la pareja y se encuentran una y otra vez en relaciones poco saludables.