Lo hemos dado todo durante la carrera, subidas, bajadas, llanos, barro, polvo…etc., etc. El esfuerzo ha sido “Titánico”.
Tenemos los músculos sobre cargados o como dice un buen amigo y corredor, llevamos las piernas “Rusientes”.
Ya comenté en otro “articulillo” que la preparación antes de una carrera es fundamental. Entrenamientos, hábitos alimenticios, se orientan hacia intentar un buen resultado durante la competición.
Pero, una vez hemos terminado de correr, tras haber cruzado el pórtico de la meta, ¿qué debemos hacer?
Tras una sesión intensa de ejercicio de resistencia apreciamos un elevado gasto energético (glucógeno y aminoácidos) y un importante desgaste de los músculos.
Consumir la proporción adecuada de nutrientes tras la realización de un esfuerzo físico considerable no solo va a favorecer la reconstrucción del tejido dañado y la restitución de las reservas energéticas gastadas, sino que va a permitir al organismo entrar en un estado de supercompensación que mejorará la composición corporal, sobre todo con el incremento de la masa muscular, y el rendimiento físico.
Aquí entra en juego el concepto de ventana anabólica. Se podría definir este concepto como el periodo de tiempo tras la finalización del ejercicio físico en el que nuestro organismo se encuentra más “receptivo” para asimilar los nutrientes necesarios para recuperarse del esfuerzo de tal manera que esta recuperación repercuta positivamente en el posterior proceso anabólico de mejora de la capacidad trabajada.
Si en el momento de la finalización de la actividad somos capaces de aportar a nuestro cuerpo una serie de nutrientes que ayuden a los procesos de reconstrucción y recuperación de todo el tejido dañado y reposición delas reservas energéticas conseguiremos una mejor recuperación y mejoraremos nuestro rendimiento de cara a próximos entrenamientos.
¿Qué alimentos podemos ingerir después de un esfuerzo físico? De lo que se trata es de conseguir que los nutrientes lleguen rápidamente a través del torrente sanguíneo, por lo que debemos ingerir alimentos ricos en proteínas y en carbohidratos de fácil absorción. Las grasas dificultan la digestión de los nutrientes por lo que no es recomendable que, tras el esfuerzo, comer frutos secos, embutidos, mantequillas, etc….
Una buena opción sería tomarnos tras la actividad un zumo de frutas con una tostada de pan blanco, queso fresco desnatado y pechuga de pavo. No debemos caer en la ingesta de grandes cantidades. Debemos moderar las raciones.
Pero si estamos en la montaña y logísticamente esto no es posible podemos recurrir a las opciones comerciales, los sobrecitos recuperadores a base de suero lácteo con hidratos de carbono, fácil de transportar y de ingerir.
Así que no olvidemos nunca el “después” de un entrenamiento exigente.
EQUIPO PEDROLA TRAIL
“ABANDONAR NO ES UNA OPCIÓN”
Fran Castro