Por María Cañete Usón
Estas dos sustancias químicas presentes en el cuerpo humano desempeñan funciones opuestas, pero complementarias, influyendo en una variedad de aspectos de nuestra salud y bienestar. Hoy vamos a repasar un poco su utilidad.
Cortisol: La hormona del estrés
El cortisol, conocido comúnmente como la «hormona del estrés», es secretado por las glándulas suprarrenales en respuesta a situaciones que percibimos como amenazantes. Su función principal es preparar al cuerpo para la acción inmediata frente a situaciones de peligro. Cuando experimentamos estrés, los niveles de cortisol aumentan, lo que desencadena una serie de respuestas fisiológicas que incluyen un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la movilización de energía almacenada.
Aunque el cortisol es esencial para la supervivencia y la respuesta al peligro, un aumento crónico de sus niveles puede tener consecuencias negativas para la salud. La exposición prolongada al cortisol elevado se ha asociado con problemas como trastornos del sueño, supresión del sistema inmunológico, aumento de peso y trastornos mentales, incluyendo la ansiedad y la depresión.
Oxitocina: La hormona del vínculo social
En contraste, la oxitocina es conocida como la «hormona del amor» o del «vínculo social». Producida en la glándula pituitaria, la oxitocina se libera en el torrente sanguíneo durante situaciones de intimidad, afecto y conexión social. Su papel fundamental radica en la promoción de comportamientos prosociales y el fortalecimiento de las relaciones sociales.
La oxitocina desempeña un papel crucial en la formación y el mantenimiento de vínculos afectivos, como el amor romántico y la conexión madre-hijo. Además, tiene efectos beneficiosos en la salud cardiovascular, reduciendo la presión arterial y mejorando la salud del corazón. La liberación de oxitocina también está asociada con la reducción del estrés, ya que contrarresta los efectos del cortisol, promoviendo la relajación y la sensación de bienestar.
El equilibrio entre el cortisol y la oxitocina es esencial para la salud y el bienestar general. Mientras que el cortisol prepara al cuerpo para hacer frente a desafíos inmediatos, la oxitocina contrarresta sus efectos, fomentando la calma y el vínculo social. Estrategias como la práctica regular de la meditación, el ejercicio físico, el contacto social y las actividades placenteras pueden ayudar a mantener un equilibrio saludable entre estas dos hormonas.