¿Qué significaría para ti, no poder hacer lo que realmente te apasiona?
Muchas veces, nos tendríamos que poner EN EL LUGAR DE LA OTRA PERSONA y tratar de percibir lo que esa persona está sintiendo o padeciendo, “o por lo menos intentarlo”.
Como sociedad y “lamentablemente a veces a nivel individual” miramos hacia otro lado, y no somos conscientes que, con nuestro comportamiento, sin querer hacerlo, podemos crear un vacío alrededor de otras personas, negándoles así, la oportunidad de vivir la vida que ellas/os consideren.
Si no les ayudamos, podemos contribuir a que no puedan conseguir hacer realidad sus sueños y lograr sus objetivos a corto, medio o largo plazo; bien porque, hoy por hoy, sigue habiendo mucho miedo y desconocimiento sobre algunos colectivos, o no somos capaces de dar ese paso de acercamiento que nos ayude a romper esas barreras ante lo diferente. Debemos construir puentes de unión y superar nuestros miedos y propios prejuicios.
Muchas veces al mirar a otro lado, contribuimos directa o indirectamente, a colocar obstáculos en su camino. Haciendo que sea mucho más difícil para ellos/as superarse y tener la suficiente confianza en sus posibilidades.
Todo requiere un cambio en nuestra sociedad. Una gran transformación y adaptación, que lamentablemente hoy en día cuesta mucho conseguir que se haga realidad. Ya que la sociedad no está muchas veces por la labor de asumir todo lo que eso conlleva, haciendo más difícil la posibilidad de que estos colectivos puedan ser más autónomos/as, más independientes y que se puedan realizar como personas aprendiendo de sus propios fracasos y errores.
En cambio, si como sociedad les damos esa oportunidad, podrán intentar conseguir todo aquello que quieran realizar, poniendo en ello todas sus fuerzas y empeño. Por el mero hecho de intentarlo ya se convierten, nos convierten, en mejores personas y en una sociedad más justa, igualitaria y socialmente más inclusiva.
Ya que el verdadero éxito de las personas y de la sociedad, es contribuir a ayudar a los/as demás, creando así, personas sanas, equilibradas y felices.
Desde el momento en que nacemos se nos encasilla y se nos marca un camino por el cual debemos continuar, además de tener que cumplir con unos objetivos. Si te sales de ese camino, y de esos objetivos, la sociedad tenderá a no aceptarte tal y como eres y hallará la manera de reconducirte hacia el rol asignado, aunque no te sientas realizada/o ni feliz.
Imagino no hace mucho tiempo atrás, los problemas que tendrían todas las personas que, por un motivo u otro (por su género, su orientación sexual o si sufrían algún tipo de diversidad funcional ya sea física o intelectual) estaban de alguna manera, excluidas de la posibilidad de poder hacer realidad sus sueños y cumplir sus objetivos; relegados/as a la resignación, teniendo que abandonarse o conformarse con “otras alternativas” que no les aportan nada en su vida.
De esa manera, esas personas sufrían diariamente porque veían frustradas sus expectativas, sus sueños, sus esperanzas, sus ilusiones. Sentían como la oportunidad de poder hacer realidad lo que más les apasionaba en la vida, se desvanecía delante de sus ojos. Como cuando al soplar una vela, dejas de ver la llama que le da sentido a su existencia.
Produciéndose en el interior de esas personas, angustia, infelicidad, rabia y como no, frustración, ya que anteriormente y en demasiadas ocasiones, habrían tenido que desestimar lo que realmente les gustaba y querían hacer. Incluyendo como no; ese deporte que soñaban poder practicar algún día…
Podría ser que tampoco dispusieran de las herramientas necesarias, para poder gestionar esas emociones negativas. Ni la ayuda que, como sociedad, deberíamos ofrecer a todas las personas por igual, para que así, dispusieran de las mismas oportunidades ayudándoles a realizarse plenamente como personas únicas e individuales que son.
Pero los tiempos cambian, y hoy en día, la sociedad en la que vivimos evoluciona y está en una transformación continua (puede ser que a veces sea para bien y otras veces sea para mal, el tiempo lo dirá) Se proporciona en teoría, las mismas oportunidades para todas las personas, ofreciendo de esta manera, la posibilidad para que todo el mundo pueda hacer lo que realmente le guste, y pueda aspirar a cumplir sus sueños desde bien temprana edad.
Eso incluye directamente al deporte y como no, al Kenpo.
El Kenpo que practico y enseño, está dentro del Departamento Nacional de Kenpo (DNK). Siendo el único Kenpo oficial reconocido por el Consejo Superior de Deportes.
Ha evolucionado significativamente en los últimos años. Creando diferentes departamentos para dar integración y visibilidad a todas las personas que decidan practicar esta disciplina marcial dentro de su organismo.
Estos departamentos son:
-Kenpo Mujer. -Kenpo Infantil.
-Kenpo Adaptado. -Kenpo Formación.
De esta manera se abre la posibilidad A TODAS LAS PERSONAS, dando visibilidad a los diversos colectivos y escuchando sus necesidades para que nadie se sienta excluido/a y pueda realizar lo que más le apasione disfrutando de un Kenpo seguro, de gran calidad y donde cada vez se invierte más y más en formación.
Por lo tanto, si este puede llegar a ser uno de tus sueños, si quieres romper esas barreras invisibles, no lo dudes y empieza dando ese primer paso, nunca se sabe dónde está el límite, no dejes que el límite seas tú.
Iñaki Abad, 3º Dan de Kenpo y 3º Dan de Kárate.
Entrenador Deportivo Superior de Kenpo y Entrenador Deportivo de Kárate.
Email: mujerdefensapersonal@gmail.com
Teléfono de contacto: 626619345